Aprovechando que todavía hay melocotones, podemos hacer un par de conservas para el invierno y para regalar. Últimamente, hago la mermelada menos espesa de lo habitual, de forma que es más fácil de untar y sigue estando buenísima.
INGREDIENTES:
1 kilo de melocotones
Azúcar (la mitad del peso de la pulpa de los melocotones, se puede poner más dependiendo de tu gusto)
El zumo de un limón (actúa como conservante)
ELABORACIÓN:
Pela y trocea los melocotones. Ponlos en un cazo o en una cazuela, pésalos, pesa el azúcar en graño y añádelo. Rocía con el zumo del limón. Ponlo todo a cocer a fuego medio y remueve de vez en cuando. Mientras, pon a cocer unos tarros de vidrio en agua unos diez minutos.
Cuando los trocitos de melocotón parece que estén en almíbar (si hierve mucho, baja un poco el fuego para comprobarlo), retira del calor. Puedes triturarlo un poco si te gusta la textura más fina. Ten cuidado con no triturarlo demasiado, ya que se convierte en un puré no demasiado agradable.
Seca la parte externa de los tarros con un paño y rellénalos con la mermelada. Coloca las tapas enseguida, con cuidado de que estén muy bien cerradas y coloca los tarros boca abajo sobre un paño limpio. ¡Ojo, ten cuidado al coger los tarros, se calientan muy rápido! Puedes cogerlos con un paño para evitar quemarte. Este proceso creará vacío y, cuando lo abras, oirás el clásico "pop" de las conservas industriales.